Del libro: "La Pastorela", de Manuel Peláez del Rosal y José María Ocaña Vergara. Ediciones El Almendro.
Con posterioridad a la Pastorá, Don Carlos Valverde López compuso el auto conocido popularmente con el nombre de Pastorela. El celebrado autor prieguense basóse en la Pastorá, desarrollando con gran libertad y extraordinaria calidad dramática, los tres actos en ella narrado más el relativo a la Encarnación del Hijo de Dios. Dice el gran autor prieguense que en 1899 los hermanos de Belén le confiaron la elaboración de un texto que sustituyera al antiguo, y así nació la versión moderna de la Pastorá, que su autor denominó, quizás para diferenciarla Pastorela.
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Don Carlos Valverde López, autor de la Pastorela. |
Por lo tanto, la producción de Valverde López supone una auténtica recreación artístico-literaria por la introducción de nuevos pasajes, personajes, villancicos y elementos decorativos que contribuyen a una mayor riqueza ornamental y estética.
La obra se configura de la siguiente manera:
- Acto primero: La Encarnación (dos cuadros de 7 y 4 escenas respectivamente).
- Acto segundo: El Nacimiento del Niño Jesús (dos cuadros de 5 y 3 escenas).
- Acto tercero: La huida a Egipto (dos cuadros de 3 escenas cada uno).
- Acto cuarto: Degollación de los Santos Inocentes (dos cuadros de 3 y 5 escenas).
Los personajes son: Jusepe y Rebeca, Virgen María y San José, Batilo, Sileno, zagala, Herodes, centurión, jefe de la guardia negra, Dimas, Raquel, soldados y bandoleros.
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Manuscrito de la Pastolera.
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En la Pastorela, el lenguaje de los pastores se carga de gracia y donaire como la expresión sincera de unas gentes sencillas y humildes, piadosas y humanas. Palabras como “poer”, “ganao”, “gorvió”, “apartasus”… nos demuestran fehacientemente que el celebrado autor prieguense ha sabido reflejar la comicidad con unos vocablos que entrañan la más profunda vulgaridad, pero que son manifestación de unas clases humildes como los pastores que intervienen en la representación.
El coro interviene activamente como elemento coadyudante principal en la representación. Su misión básica es poner feliz epílogo a diversos cuadros o actos. El final del segundo y cuarto acto exige la intervención jubilosa y cargada de intensa animación del coro que interpreta composiciones de gran raigambre en la comarca prieguense:
“ Carrasclás, viva el Niño y su Madre.
Carrasclás, y también su papá,
Carrasclás, saecula saeculorum,
Carrasclás, carrasclas, carrasclás”.