“...Y parecen resonar aún, en demostración de viva fe, las súplicas, lágrimas, promesas y alabanzas de nuestra ciudad —y muy singularmente de su pintoresco barrio — a Ntra. Sra. María Santísima de Belén”.
El programa fue cumplido en todos sus detalles, y esta Hermandad ha cosechado, nuevamente, las felicitaciones por el acierto con que fueron estudiados y llevados a cabo los actos.
La novena constituyó una extraordinaria manifestación de fe y cariño hacia tan excelsa Titular. Prueba de ello fue la infinidad de fieles que, siguiendo devotamente estos cultos, llenaban, no solamente la iglesia, sino todas las calles inmediatas y alrededores.
Merece destacar, de especial modo, la infatigable labor llevada a cabo por el Rvdo. P. Manuel Benítez, S. J., que con su sabia y elocuente palabra hizo pasar ante nosotros, sugestivamente, la sublime grandiosidad—llena de gloriosa humildad—de la Familia de Nazaret... el humano padecimiento de aquella Madre, que ofreció su Hijo por nuestra redención... toda nuestra in-gratitud...
Son testimonio y fruto de la profunda meditación con que oímos sus sermones los numerosos fieles que gozamos del inapreciable beneficio de la Sagrada Comunión, durante el quinario final, y muy especialmente en la General del día de la Fiesta.
La procesión resultó brillantísima, durante todo el trayecto, con gran asistencia de fieles, alumbrando unos y entonando cánticos otros, resaltando una vez más la devoción y fervor a la Sagrada Familia.
Cabe anotar el éxito de la rifa y la simpatía con que se nos ha honrado y alentado a seguir más animosos, si es posible, el camino emprendido, siempre en honor de María Santísima, San José y tan bello Niño.
Queremos expresar, por último, el agradecimiento de la Junta Directiva a las Autoridades, colaboradores anónimos, Hermandades y público en general por el afecto con que nos atendieron en todo cuanto les solicitamos.
Francisco Mesa
Adarve, número 46, 16 de agosto de 1953.
